martes, 4 de diciembre de 2018

LLÁMAME BUENA PERSONA

Ahora resulta que escucho decir esto a alguien, si prestas atención por la calle puedes oír fragmentos de conversaciones que te inspiran.
Te inspiran mal humor, desprecio, o por el contrario, satisfacción, o quizás esperanza.
Sentí desasosiego.
¿Necesita el ser humano que se lo digan?
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NOS FALTAN PIEZAS

La conclusión es siempre la misma, lo normal ha dejado de serlo y nos parece sorprendente. Hemos caído muy bajo como personas, ser persona ya no es lo que era, nos hemos desprestigiado a nosotros mismos.
Es una visión negativa y pesimista, prefiero pensar que me dejo llevar por la parte del cerebro exigente y dura.
No sé si el ser humano es bueno o malo por naturaleza, ni tampoco para quién, sólo es una reflexión que os comento después de escuchar un pequeño fragmento de una conversación.
Llega la Navidad y dicen que es tiempo de esperanza. Otro espejismo en el que la mayoría insensata prefiere creer. También os digo, estos días los hemos de pasar, nos gusten o no, y os recomiendo hacer un esfuerzo y aprovechar para disfrutar de un buen turrón, con la barriga llena se siente uno mejor y la inspiración surge de otra manera, no de la mente, sino del corazón.
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DULCE 

Después de este tostón, me propongo sacar lo mejor de lo peor y en el próximo post os mostraré las maravillas que hemos conseguido con ingenio, maña y cariño. Va un adelanto:
El gnomo BARTOLO

COMO UNA OLA, con retraso

Vaya por delante que este escrito se lo dedico a la nostalgia.
Los días cortos y las noches muy largas.

Así ha sido, de pronto una gigantesca ola se ha llevado el verano y ha traído el invierno. Y un gnomo de los bosques ha secuestrado el otoño, lo tiene retenido, y a ¿cambio de qué?.
¿Cómo sé que ha sido un gnomo?
No lo sé.


Imagino que ha sido una criatura fantástica y superior, un ser dotado de la sensibilidad necesaria para darnos  un "toque", una advertencia.
Vosotros estáis destrozando el planeta y yo os aviso antes de que sea demasiado tarde.
La NATURALEZA no cesa de perseguirnos con su absoluto poder y nosotros, simples mortales, no le prestamos atención, pese a su insistencia.


Para el día de los muertos vamos a hacer una gran fiesta, hemos adquirido costumbres de otros lugares y las sumamos a las nuestras. Nos lo pasamos en grande entre castañas y disfraces horripilantes. Para el día de todos los santos unos iremos de compras mientras otros visitan cargados con flores las tumbas en los cementerios.

La ola se lleva el calor y nos trae la nieve.
Y a mí me ha pillado sin cambiar la ropa del armario, sin sacar las botas de borreguito.
¿Cómo harán los chinos que lo tienen todo siempre a punto? ¿No duermen?
Como ajedrecistas bien entrenados, se adelantan y te lo ponen delante para que piques.
Y picamos el anzuelo aún sabiendo que es una trampa forjada en la gran fábrica del mundo, ése que nos estamos cargando y que este año se ha quedado sin otoño.