A veces lo pienso y sé que no debería, no me conviene en absoluto confundir las cosas.
Hablar de tareas femeninas o masculinas, es impensable, tejer es de hombres, y si no que se lo pregunten a Marcelino (Amar es para siempre o en tiempos revueltos). Por más que se empeñen en ello no hay marcha atrás, ahora si cocinamos o cosemos es porque queremos. Y podemos.
Somos polifacéticas y casi perfectas.
Un paréntesis:
¿Cuánto estás dispuesto a pagar?
Nos hemos convertido en una cantidad y ¿toda nuestra esencia?
Además de ser irresistibles, sabemos realizar varias "tareas" al mismo tiempo y hacerlas bien, aseguro y prometo que es compatible y "normal", no es un esfuerzo. Por poner un ejemplo cotidiano, puedo hacer la cena mientras veo la tele, tiendo una lavadora y pienso qué color le voy a poner al bordado para que quede bonito.
Para mí lo difícil es sentarme en el sofá y pasarme dos horas viendo una peli y nada más.
En esos lapsus de tiempo en que la mente podría estar en blanco...me da por dudar de que mi nueva afición, la costura, las labores, no sean más que una tontería, ¿por qué me tiro horas y horas dándole a la aguja, si en el "chino" de la esquina puedo encontrar algo parecido y más barato?
¿No sería más útil aprender un idioma o una nueva tecnología que me sirviera para algo provechoso?
"El analfabetismo de este siglo es el desconocimiento de las nuevas tecnologías", así lo afirma alguien en la contraportada del periódico de ayer. Es cierto, a medias.
En el telediario del mediodía opinaba un experto psicólogo que cada vez es más la dependencia creada por los móviles, hay gente que no puede vivir sin él, corriendo el riesgo de la adicción.
Resultado y conclusión, a la que llego una y otra vez, no volver a cuestionarme si lo que hago es productivo o vale la pena, ¡claro que vale la pena!.
El proceso de crear con tus propias manos algo que será único, es un placer, disfrutar de cada punto que realizo, como ahora estoy gozando con cada palabra que escribo es indescriptible. No tiene precio. La felicidad que se siente en esos instantes es la mejor terapia.
Abuelos, abuelos, ¡qué más da!, femenino, masculino, es amor.





No hay comentarios:
Publicar un comentario