jueves, 16 de octubre de 2014

La modista era mi madre

Pues bien, si mi madre levantara la cabeza diría: -"si no lo veo no lo creo"
Siempre quiso enseñarme y yo nunca quise que me enseñara y ahora me arrepiento, aunque no sirva de nada.
Todos tenemos una virtud, y la mía no es precisamente la paciencia ni mucho menos la obediencia.
Por llevar la contraria me veo en este aprieto. ¡Aprendiendo a coser a mi edad!. A mis cuarenta y siete años estoy encontrando un camino que me lleve, al menos, a canalizar mis nervios y a disfrutar de lo que hago.
De tal palo...tal costurera. Se me da bien, mis manos son mis virtudes.
He dado muchos tumbos y probado la tira de cosas, un rodeo de bastante tiempo, más vale tarde que nunca.
Este primer post va dedicado a ella, a mi madre.

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