Telas y teína

Tómate una infusión y déjate llevar

Unos amigos, muy amigos, me hablaban hace unos días de su viaje a Marrakech, sus colores y sus olores, sus telas y sus especias...por qué no lo hacemos "aquí", de vez en cuando, os propongo intentarlo.

De momento ya me he hecho con un surtido de rooibos de chocolate con menta, naranja, coco, canela... y pronto tendré una bonita y elegante tetera. Las pastas también son importantes...

Los preparativos han comenzado y pronto solicitaré vuestra presencia.

Recrearé un ambiente en el que poder relajarse, disfrutar, aprender pausadamente.

Id preparando los costureros, hilos, agujas, telitas, y el dedal.

El culpable es mi marido

fue él quien sacó la costurera que llevo dentro

-"Mira aquí dan clases de labores"

-"Entra y pregunta"

Y a la semana siguiente ya estaba allí sentada, rodeada de señoras experimentadas esperando instrucciones de la profesora.

La modista era mi madre

Pues bien, si mi madre levantara la cabeza diría: -"si no lo veo no lo creo"
Siempre quiso enseñarme y yo nunca quise que me enseñara y ahora me arrepiento, aunque no sirva de nada.
Todos tenemos una virtud, y la mía no es precisamente la paciencia ni mucho menos la obediencia.
Por llevar la contraria me veo en este aprieto. ¡Aprendiendo a coser a mi edad!. A mis cuarenta y siete años estoy encontrando un camino que me lleve, al menos, a canalizar mis nervios y a disfrutar de lo que hago.
De tal palo...tal costurera. Se me da bien, mis manos son mis virtudes.
He dado muchos tumbos y probado la tira de cosas, un rodeo de bastante tiempo, más vale tarde que nunca.
Este primer post va dedicado a ella, a mi madre.